Cuadros Pequeños

Sunday, April 23, 2006

ROSTROS emblemáticos

Cara 3





Mi vida después de esto en las colinas de la Sierra, se vuelve como un viaje sin retorno, one way ticket a la mesmita eternidad... echar pa tras, solo pa coger impulso.


Si fuera por mí, te cambiaria el aura y te llenaría de colores, me dijo un negrito religioso: cómo puedo ayudar a enchufar el Reino de Dios en ti?, miro con el ojo interno y veo sombras que se alejan caminando hacia un centro de mucha luz... busco el vínculo, y es el de luz que debe haber entre nosotros...  y sigo con estas reflexiones en la Sierra Nevada... me distraigo otra vez, me alejan de la vida con los Cartagena, pero pues toca... pues si no las desprendo, se me inflan adentro y explotan... es Semana Santa!

...Me imagino que como escribidor, me satisface ver a mi rededor la riqueza de información y la inspiración que llega corriendo hacia mi... es un viaje inspiracional y una experiencia cinematográfica vivir en la SNSM. Hay momentos que me aleja de mi realidad, no de la real realidad, sino de volver a Cali, de meterle mano al hospedaje de mochileros. Después de todo, esta pobreza temporal tiene sus ambigüedades, de vez en cuando me consignan por compras de pinturas... oh, una araña color café y diferente, como redondeada y saltarina, se monta sobre el bluyin y me distrae...


Debe ser intenso tener familia, pienso... veo como viven los niños donde estoy alojado, los niños son niños acá en casa de los agregados o en casa de mi prima Luz Amparo en la high de Medellín… son como elemento esencial a la familia… es compleja la cosa.

El musgo verde, peluchado y suave de una corteza vieja de árbol degollado con la moto sierra enemiga dentro la pesebrera de “Caponera”, adorna mi entorno, con la fotografía de una madre gallina que llega con doce crías, run-runea mientras camina y la siguen dispersados la pequeña tribu, encuentra un ripio de yuca que dejo Caponera, cambia el ritmo de los sonidos y llueve veloz la tribu en manada junto a ella... el niño en su travesura a propósito, derrama al piso todo un racimo de guineos por comerse solo uno, me enseña que, -aunque me preocupa el bienestar de los bananos, poniéndome en la tarea de recogerlos y tomándome el abuso de dejar que penetre en mi un pensamiento adverso de molestia, aprendo, que la abundancia de la tierra en este momento, no tiene límite, y negarme a ello pretendiendo lo contrario, limita los grosores de la abundancia... los guineos que se golpean o dañan ya tienen otro destino en el orden de esa vida... causa y efecto, es como los árboles, que parece que nunca mueren:

si los asierran, no mueren
si los vuelven mueble... aun no mueren
si en leña se transforman...
siguen vivos ¡!
si la ceniza los disipa entre el viento
están humeantemente vivos
hasta su aserrín, es un colchón vivo ¡!

Luego observo distraídamente el lado femenino de la población, veo ojos grandes mirando, tiene 50 años, pienso... tiene 30 años, pienso... tienen 15 años, sigo pensando... pareciera que el ingrediente femenil que abunda sobre la tierra, observa a través de miles de diferentes ojos grandes... y me es grato ver que mi soltería me da la libertad de sumergirme en sus miradas curiosas por segundos, y ver que el brillo y las burbujas que despiertan en mi sangre es el mismo, diría Miller... lo que me aguanta en acercármeles, o es que o son unas ajenas, o demasiado chicas o muy maduras... pero mi imaginación se deleita un rato hasta que la pongo en pausa, pa que deje de distraerme de las otras cosas vitales que me regala la vida. La música de las voces de los niños calla mientras comen, ya casi son las seis de la tarde, las 18:00, y pienso que debería tener una grabadora en lugar de un lápiz; el pensamiento lo detengo pa escribir y se me corta el río de ideas y las cosas que me salían... me llamaron a comer esta vez al son del tambor.


Otro día, Miércoles santo... osas saber cosas de otros, pero naturalmente no sabes na
piensas que los cantos que se escuchan son claros al escuche
pero na... no sabes na,
subo un bulto de unos ochenta kilos loma arriba sobre mi lomo, me saca la leche brutalmente, y cuando veo que logré algo al traerlo a casa, veo que don Lisandro ya había subido uno de más de cien kilos de maíz y está en camino subiendo otro... solo sé que na sé... es realmente dura la vida campesina, pero es solo mi impresión, pues no se na... convivir con la familia Cartagena por solo una semana me dejo un eco de sus días y mucho de sus sabores... la responsabilidad del señor de la casa es admirable, termina sus labores y veo como piensa en sus responsabilidades, en sus hijos, su mujer, su hogar y todo  a su rededor, piensa en lo que tiene, lo ha construido clavo a clavo, mata a planta, machete a azadón, guineo a mata de café, gallina a gato a perro a palomo, a su sudor regado por todos lados, a sus escupitajos que sirven de abono a cada día de labores, a sus meadas que penetran la tierra y la pululan de semillas de esperanza... y la distancia entre uno y el otro anhelo es profundo o eterno, pues a veces veo que sus deseos van más allá de cumplir la jornada diaria: de velar por los suyos, de recibir el jornal y gastarlo con gusto en la mesada mensual, en traer maíz pa las gallinas, en el pescado seco pa la Semana Santa, en cepillos de dientes nuevos pa los niños, los chitos, mesada que alcanza pa ayudarle a comprar bicicleta a su hijo por 130 lucas. Llega alegre compartiendo de toda la experiencia de ir a la ciudad de compras, de la noche que vio la tele donde su hija... y después de cenar pescado seco frito con yuca, da un “Gracias  a  Dios ”, y el timbre de voz, es el mismo de hace dos días, cuando había na y comían lo poco...






 

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